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Mauricio Macri, metáfora del fracaso


10 de diciembre de 2019

Silvana Daer

Argentina se reinventa, Alberto Fernández lleva una pesada mochila sobre sus espaldas, no va a ser fácil, la Nación endeudada y el FMI pisándole los talones, desocupación, pobreza, hambre y salud en estado de emergencia, por señalar algunas de las enfermedades que hoy padece la República.

 

No hubo pobreza “cero”, no bajó la inflación ni mejoró la situación de los jubilados.

Hoy se fue Mauricio Macri, se lleva el 40 % de los votos de compatriotas que lo eligieron anteponiendo sus prejuicios y su rechazo al peronismo, porque ser peronista es ser negro, porque para muchos ser peronista es sinónimo de choripan y vagancia.

 

Se  fue Macri y con él la estudiantina impertinente encabezada por Marcos Peña y sus seguidores que pensaron que para conducir y administrar un país sólo hacía falta picardía, manejo de medios, de periodistas, de la justicia, de trolls y de todo lo que pudiera corroer el mandato del hijo de Francesco Macri, más conocido como Franco, el padre  de Mauricio al que no se le movió un músculo de la cara al decir que, “Es un delito lo que hizo mi padre, él era parte de un sistema extorsivo del Kirchnerismo en el que para trabajar había que pagar”, como si alguna vez algún miembro de la familia Macri hubiera trabajado y como si dejarse corromper justificara esa mentirosa necesidad de trabajar de la “famiglia”, que se traduce más bien entre ellos como la necesidad de hacer fortunas en un país que no resiste un sólo funcionario corrupto más.

 

Se fue Macri, pero solo se fue de la Casa Rosada, no se sabe si alguna vez volverá empoderado por sus seguidores amarillos y escoltado por el mejor equipo de los últimos 50 años. Lo cierto es que se fue y es posible que nazca una nueva Argentina.

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