El quincho del referente de La Cámpora Juan Cabandié volvió a convertirse este martes en el búnker político del kirchnerismo, con asado como menú y la presencia estelar de la ex presidenta Cristina Kirchner. Allí se dieron cita 16 intendentes bonaerenses, entre ellos el enigmático Martín Insaurralde, que hace una semana se mostró junto al diputado Máximo Kirchner.

Entre copa y copa, por la mesa repleta de comensales corrieron fuertes definiciones políticas. En el entorno cercano a Cristina juran que no fue una cena dedicada a la “rosca” electoral. “Hubo mucha definición política y económica de fondo. Fue una charla profunda”, remarcaron. Pero deslizaron que “el objetivo es avanzar en un armado electoral con potencia, sólido y confiable, para evitar fugas”.

Cabandié fue, una vez más, anfitrión y asador. Además de Insaurralde, jefe comunal de Lomas de Zamora, se sumó esta vez otro intendente de los siete que conforman el grupo Esmeralda: Mariano Cascallares, de Almirante Brown. La tríada de “esmeraldos” se completó con Juan Pablo de Jesús, del Partido de la Costa, que volvió a decir presente tras el mitín del miércoles pasado.

Además estuvieron el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza; Verónica Magario (La Matanza); Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas); Gustavo Menéndez (Merlo); Julio Pereyra (Florencio Varela); Walter Festa (Moreno); Jorge Ferraresi (Avellaneda); Mario Secco (Ensenada); Pablo Zurro (Pehuajó); Ariel Sujarchuk (Escobar); Francisco “Paco” Durañona (San Antonio de Areco), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Hugo Corvatta (Saavedra) y Juan Ustarroz (Mercedes).

En medio de esa masa peronista, la presencia de La Cámpora quedó reforzada con la presencia no sólo de Máximo, sino también de los diputados Andrés “Cuervo Larroque” y Eduardo “Wado” De Pedro, hombres del círculo íntimo de Cristina.

Los intendentes pusieron al tanto a la ex presidenta de la situación económica y social en sus distritos. Ella respondió con un mensaje claro: pidió que la dirigencia que la acompaña esté “al lado de la gente en los conflictos reales de los vecinos, apoyando, acompañando y dando soluciones, como se hizo con los tarifazos y los despidos”.

Según las fuentes consultadas, la ex mandataria concentró su alocución en la coyuntura nacional y trazó un panorama crítico de la gestión de Mauricio Macri. Pronosticó que “el ajuste y la contracción de le economía se van a profundizar” y formuló un duro análisis de lo que podría ocurrir con el sistema previsional. “Es la próxima caja por la que va el Gobierno”, auguró.

La cena significó un nuevo capítulo en el rearmado peronista, como parte de la aceleración de la dinámica interna del PJ bonarense con vistas a la definición de la oferta electoral en “la madre de todas las batallas”. En esa compulsa ya se anotó el ex ministro del Interior Florencio Randazzo, quien no para de pregonar entre distintos dirigentes la necesidad de ir a las PASO para dirimir las candidaturas.

El chivilcoyense juega su propio juego, con apariciones furtivas –la semana pasada pasó por la estación de trenes de City Bell- y una fuerte campaña en las redes sociales desde cuentas paraoficiales. De hecho, tomó estado público un video donde se lo vio arengando a intendentes y legisladores provinciales en el Hotel NH de la calle Bolívar. Allí señaló a Macri como “el enemigo” e hizo autocrítica por la victoria de Cambiemos en 2015. 

Cristina fue la primera en retirarse del asado. La espera en los próximos una cargada agenda internacional en el marco de una gira por Grecia, Bélgica y Gran Bretaña, que el juez Claudio Bonadio, quien lleva adelante la causa Los Sauces, debió autorizar. Este miércoles pasó por Comodoro Py, por la “contradenuncia” de la causa denominada “dólar futuro”.

La sobremesa siguió con debate y balances. “Es el peronismo de la Provincia que está con Cristina el que está aceitando conceptos, formas, ideas. Le están dando organización al PJ. Todos están de acuerdo que hay que armar una unidad legislativa, y que esa unidad sea el resultado de las elecciones”, deslizaron cerca de la ex presidenta. ¿Un guiño hacia el reto de Randazzo?