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Medidas de alerta y contención, frente al coronavirus, en villas y asentamientos del conurbano


30 de mayo de 2020

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La cantidad de casos de coronavirus detectados en villas de Quilmes, encendió todas las alarmas en el resto de los barrios vulnerables del AMBA.

El estallido de un brote de casos positivos de coronavirus en Villa Azul, un asentamiento de aproximadamente 5.000 personas que se encuentra en el límite de los partidos de Quilmes y Avellaneda, encendió todas las alarmas en el resto de los barrios vulnerables del AMBA.

Los intendentes están al tanto de ello y comenzaron a tomar medidas para contener la situación. El plan Detectar, el incremento de ayudo desde Desarrollo Social, y los testeos forman parte de ella. Sin embargo hay algo con lo que no pueden hacer nada, en el corto plazo, y eso es la deficiente infraestructura de servicios y el hacinamiento de las familias. Es por ello que los municipios del conurbano han encedido alarmas, porque entienden que  no podrán hacer otra cosa mas que contener la situación.

El relevamiento nacional llama barrios populares a donde viven “al menos 8 familias agrupadas o contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a 2, o más, de los servicios básicos (red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red cloacal)”.

La Provincia de Buenos Aires tiene su propio Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios. El resultado es similar al del registro nacional. En los 24 partidos del Gran Buenos Aires hay un total de 981 villas y asentamientos precarios.

La Matanza, además de ser el municipio con más villas, es el que tiene más superficie cubierta por barrios de emergencia. Son 1800 hectáreas en total. Le siguen Quilmes (906 hectáreas) y Moreno (846).

Esto, claro, solo contempla los barrios inscriptos en el Registro Público de Villas y Asentamientos de la provincia: existen cientos de tierras ocupadas irregularmente que no aparecen en la estadística, y que tienen incluso más problemas sanitarios y de infraestructura que los “oficiales”.

Según los registros disponibles las villas y asentamientos de la provincia ocupan unas 15 mil hectáreas en total, en donde habitan unas 500 mil familias. Siguiendo las proyecciones de la Fundación Techo, que utiliza la media nacional de 4,6 personas por familia, se trata de 2.300.000 personas: unas 150 por hectárea.

El distrito con mayor cantidad de familias viviendo en villas y asentamientos es Lomas de Zamora: son 51 mil familias, más de 200 mil personas distribuidas en 64 barrios que ocupan mil hectáreas totales. Le siguen Quilmes (42.000 familias), La Matanza (38.000), Lanús (21.500) y La Plata (21.000).

Sobre el acceso a los servicios básicos, un relevamiento de la ONG Techo en 2016 daba cuenta de que el 70% de la población de las villas no tiene acceso a la red eléctrica, el 87,7% no cuenta con acceso a las cloacas y el 95% está privado de agua potable.

Cualquier solución en materia de infraestructura siempre corre por detrás del crecimiento poblacional: un informe de la Universidad Nacional de General Sarmiento daba cuenta de la velocidad de crecimiento de la población de los asentamientos: entre 1981 y 2006 había aumentado a un ritmo del 220%, mientras que el promedio para el resto del Conurbano en ese período fue del 35%.

Villa Azul

El barrio Azul es considerado como una villa por el registro público bonaerense. Esta categoría hace referencia a “urbanizaciones informales producto de ocupaciones de tierra urbana vacante o de la afectación de tierras fiscales por el Estado para asentar a las familias provisoriamente, cuyas características son tramas irregulares”. Las características de este tipo de barrios es que están organizados en “intrincados pasillos”, con “viviendas construidas con materiales precarios, alta densidad poblacional, escaso o nulo espacio verde e infraestructura autoprovista”.

El asentamiento nació originalmente en 1951 en Wilde, partido de Avellaneda, pero en 1960 se expandió hacia tierras de Don Bosco, en Quilmes, donde se encuentra actualmente la mayor porción de su territorio. De acuerdo a los últimos relevamientos viven allí 930 familias (unas 4.500 personas) en un terreno de 10 hectáreas. En lo respecta a infraestructura de servicios y urbanización, Avellaneda ha logrado avances considerables en los últimos años. Quilmes por el contrario, ha frenado toda la obra pública que estaba destinada al barrio.

Según el Renabap, la mayoría de los vecinos no cuenta con título de propiedad, la conexión eléctricas es irregular y no existen las cloacas ni el agua potable. La mayoría utiliza gas en garrafa y se calefacciona con aparatos eléctricos. Por todo esto, el organismo lo calificó como “precarias” las condiciones de vida de la población.

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