El informe comienza comparando las herencias recibidas por Alberto Fernández y por Javier Milei.

Y remarca que la actual gestión recibió una pesada situación económica y social, con un deterioro notorio en los principales índices. Sin embargo, hace la salvedad de que fueron especialmente gravitantes el alto nivel de endeudamiento externo que dejó Mauricio Macri y el virtual default con el Fondo Monetario Internacional.

El director general del CCD y exministro de Educación, Nicolás Trotta, evaluó: “Las medidas impuestas por el presidente Milei y su ministro Caputo impulsan un brutal ajuste a la economía argentina, que recaerá no en la ‘casta’, sino en los sectores de ingresos medios, bajos y las pequeñas empresas. La retracción económica será brutal y se reflejará en la aceleración inflacionaria, la profundización de pérdida de capacidad de compra de salarios y jubilaciones, el crecimiento de la precariedad laboral y destrucción de empleo y el progresivo cierre de pequeñas empresas, el sector más dinamizador de la economía. A pocas horas de asumir el ajuste sorprende a una parte importante de su propio electorado. La Argentina presenta enormes desafíos y dificultades, pero el camino elegido por la nueva administración implica un impacto descomunal y de consecuencias aún difícil de mesurar”.

El informe enfatiza en sus conclusiones que “el crecimiento de la economía argentina, incluso si la principal restricción es la disponibilidad de divisas, depende orgánicamente de la expansión de la demanda interna (gasto público, transferencias sociales, salarios reales). Es una característica estructural, y no una opción de política (populista o como se la quiera denominar). Simplemente, dado su tamaño, Argentina no puede crecer de otro modo. Asimismo, el crecimiento del gasto público es importante para el crecimiento de la demanda agregada, incidiendo no solo en las fluctuaciones cíclicas de la economía, sino también en la capacidad productiva de largo plaza del sector privado, tanto en términos de tamaño coma de eficiencia”, indicó Trotta.

“Por ello debe advertirse que, en el enfoque de la administración de gobierno entrante, existe una razón adicional para forzar el ajuste fiscal y no tiene que ver solo con la erradicación del déficit sino con algo más profundo: la retirada del Estado como motor de la expansión económica y de redistribución progresiva del ingreso, y el intento de ceder el liderazgo del proceso de crecimiento y desarrollo al mercado y al sector privado”, se lee en el análisis de las medidas de Caputo.

En el informe se lee que la distribución del ingreso ha ido empeorando en los últimos dos gobiernos: tuvo un derrumbe en 2018-2019 por el colapso cambiario de Macri y siguió en descenso durante 2021 y 2022, cuando se ubicó en su piso histórico.

Pero al evaluar las posibles consecuencias de las medidas anunciadas la semana pasada, el informe indica que la situación será todavía peor. “La devaluación de la moneda es inflacionaria y contractiva. El aumento del tipo de cambio produce una caída del salario real. Esta caída del salario se extiende a toda la economía y produce una transferencia de ingresos desde los asalariados hacia el empresariado en general”, señala el informe.

Agrega que la situación social es muy delicada y que los anuncios destinados a reforzar la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar son a priori insuficientes. El efecto del ajuste y la devaluación también impactará fuertemente entre los asalariados y los jubilados, que hasta ahora no tuvieron noticias de alguna medida de compensación.

“De facto, el ajuste fiscal no permite le estabilización ni constituye un ancla nominal. Como ocurrió en la convertibilidad, la única vía por la que el ajuste puede contener la inflación en el largo plazo es generando un alto desempleo”. remarca el estudio.