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El Gobierno consiguió aprobar la ley Bases y el paquete fiscal con el nuevo impuesto a las ganancias


28 de junio de 2024

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Los proyectos no son los originales pero implican profundas transformaciones que le permitirán al Gobierno reformular un Estado a su medida. El oficialismo ganó una importante flexibilización laboral, algunas facultades delegadas para reconfigurar el Estado y el Régimen de Inversiones (RIGI). Quedaron fuera de las empresas a privatizar Aerolíneas, Correo y los medios públicos. La reposición del impuesto a las Ganancias se aplicará para trabajadores que ganen una remuneración mensual bruta de $1.800.000

El Gobierno logró finalmente esta madrugada tener sus “herramientas”. La ley Bases y el Paquete Fiscal pudieron convertirse en ley, no sin un final agónico en la definición del tema del Impuesto a las Ganancias en el que finalmente el oficialismo mantuvo su texto y lo reimpuso.

Respirará aliviado el eje oficialista (LLA-PRO), por haber conseguido una diezmada ley seis meses después de su presentación, pero más aun la oposición dialoguista que le dará gobernabilidad a Milei y evitará el ser apuntada por el dedo acusador del Ejecutivo en caso de que las políticas económicas y políticas oficiales naufraguen.

Después de 13 horas de sesión, la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos consiguió los 147 votos positivos que necesitaba para su aprobación. En contra, votaron 107 diputados, otros dos se abstuvieron.

Para la aprobación, fue clave el apoyo de los legisladores del PRO, la mayor parte del radicalismo y de Hacemos Coalición Federal, además de los de Innovación Federal, la Coalición Cívica y otras fuerzas minoritarias. Como era de esperar, en contra votaron el bloque de Unión por la Patria, el Frente de Izquierda y los dos diputados socialistas de Santa Fe.

Con 134 votos afirmativos, 118 negativos y tres abstenciones, el oficialismo consiguió la sanción definitiva de todo el paquete fiscal, que comprende la reposición del impuesto a las Ganancias para trabajadores que ganen una remuneración mensual bruta de $1.800.000, la reforma del impuesto a los Bienes Personales, que reduce las alícuotas de este tributo, un blanqueo de capitales, una reforma del monotributo y una moratoria impositiva.

“Es el fin de la historia de las megaleyes, ojalá sea así”, refirió el histórico Miguel Pichetto, presidente de Hacemos Coalición Federal, para cuestionar el formato utilizado por el Gobierno para presentar el proyecto. También celebró el fin del “desgaste”, en alusión a los 180 días de debate parlamentario.

En ley Bases se aceptaron los cambios aportados por la Cámara alta, por lo que no están contempladas las posibles privatizaciones de Aerolíneas, el Correo y RTA.

A cambio, el oficialismo ganó una importante flexibilización laboral, algunas facultades delegadas para reconfigurar el Estado –a gusto del Ejecutivo– y el Régimen de Inversiones (RIGI), a fin de cuentas, el capítulo que más le interesa.

Esta ley le permitirá destruir al Estado”, advirtió ya en el discurso final el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, luego de hacer referencia a las diferencias entre el megaproyecto que el Ejecutivo había ingresado originalmente y el que finalmente se terminó aprobando pero que, de todos modos, le permitirá al Gobierno hacer profundas transformaciones.

Qué pasó con el paquete fiscal

La ley Fiscal se votó en cuatro pasos: primero se votó un artículo sobre gastos tributarios, luego se aprobó la insistencia en la reposición del impuesto a las Ganancias para trabajadores que ganen una remuneración mensual bruta de más de $1.800.000 y se siguió con la reforma del impuesto a los Bienes Personales que incluye una rebaja de alícuotas. Para el final quedó la aprobación del resto del paquete fiscal, que comprende entre otros puntos un blanqueo de capitales, una reforma del monotributo y una moratoria impositiva.

La sanción definitiva de estas dos iniciativas representa un hito y una bisagra en la gestión del líder libertario por el volumen de reformas que contiene cada una de ellas, y fundamentalmente por el mensaje político que irradia hacia los actores económicos que están escrutando el devenir del país. 

El Gobierno había empezado con tropiezos, luego de que fracasara en su primer intento de aprobar una mega ley ómnibus presentada en diciembre con 600 artículos. Luego de pasar por muchos filtros, que fueron desmalezando la redacción sucesivamente en Diputados y en el Senado a instancias de la oposición dialoguista, el texto de la ley Bases avalado en ambas cámaras quedó reducido a la mitad.

Sin embargo, en la versión original no incluía la reforma de modernización laboral, que entre otros aspectos reduce o elimina multas por no registración y amplía el período de prueba que actualmente es de tres meses y lo lleva a un rango de entre seis y 12 meses dependiendo del tamaño de la empresa u organización.

Quedaron afuera del recorte la eliminación de la moratoria previsional, por lo que el régimen especial que permite regularizar deudas previsionales y otorgarles la jubilación a personas que no llegaron a los 30 años de aportes al SIPA seguirá vigente. 

Con estas dos leyes emblemáticas bajo el brazo, Milei encabezará el mentado “Pacto de Mayo” el próximo 9 de Julio en Tucumán, en ocasión del Día de la Independencia. 

Tras haber acusado de “nido de ratas” al Congreso y de defenestrar a la oposición dialoguista en reiteradas ocasiones con improperios de la misma naturaleza, la escenificación a toda pompa que Milei prepara para esa fecha será su forma de cerrar las heridas, pasar de página y coronar este proceso que costó seis meses de desgastantes negociaciones. 

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