“Los datos del INDEC son certeros en materia estadística tomando en cuenta el año 2016. Los indicadores demuestran una caída en los niveles de la población que no accede a la canasta básica. El año 2017 significó reactivación de la obra pública, caída de la inflación, recuperación del empleo e incluso salarios por sobre uno o dos puntos de la inflación, sin descontar lo que se había perdido en el año anterior”, señaló en principio Salvia.

No obstante, aclaró que “en paralelo, lo que se observa es una profundización de la pobreza. La changa, los trabajos informales en los segmentos populares, han estado faltando durante 2017 porque el mercado interno ha sido recesivo. Además, el aumento de las tarifas, relativamente moderado, pegó a principio del año y los hogares cambiaran su estructura presupuestaria. Han comprado menos alimentos para pagar los servicios”. 

“La gente más pobre no se siente sustantivamente mejor. Hubo un alivio pero no un salto cualitativo”, resaltó el investigador. 

En este sentido, Salvia manifestó que tan sólo un tercio de los pobres tiene tarifa social, por lo que “el brusco aumento” tarifario que comenzó a regir días atrás, “marcaría en este trimestre un aumento de la pobreza”..

“El aumento de la inflación, pegó fuerte y no se traslada al mercado de empleo informal”, concluyó

Según el especialista, el modelo económico vigente, que no considera a los trabajadores informales ni el impacto de los tarifazos ni la inflación real en la economía doméstica, “tiende a perpetuar en el tiempo un índice de pobreza del 25 por ciento” que, de acuerdo con los últimos datos oficiales, retrocedió del 30,3 por ciento el segundo semestre de 2016 al 25,7 en el mismo período del año pasado.

Aunque dichos guarismos son muy similares a los obtenidos por la UCA, que registró en el mismo período un descenso del 32,9 al 28,6, Salvia advirtió que comparar la pobreza con un año tan malo como fue el 2016 “no parece muy válido”.