La medida  prevé la urbanización de villas, asentamientos y barrios populares con la expropiación de tierras privadas o fiscales donde existen más de 4 mil  barrios precarios y contempla la suspensión de desalojos por dos años quedando las viviendas en posesión de las familias que las habitan y que carecen de los servicios básicos, como agua, cloacas y energía eléctrica.

En este contexto, el sujeto expropiante será la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) quien deberá celebrar junto con el Ministerio de Desarrollo Social, acuerdos con las provincias, los municipios y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para permitir la transferencia de los bienes inmuebles que estén bajo sus órbitas.

Si bien el proyecto aspira a mejorar la calidad de vida de muchos argentinos que viven bajo la línea de pobreza, más realista y contundente, el Diputado Felipe Solá, (FR) presidente de la Comisión de Vivienda, sostuvo que el proyecto, “abre una esperanza que no va a ser tan fácil de concretar”.

“Se aprobó una ley que se presentó antes de la hecatombe que comenzó en marzo (a lo que se refirió también desde su banca durante la sesión cuando dijo, ‘esta ley apareció en un momento en el que todavía no habíamos perdido 8 mil millones de dólares de marzo en adelante jugando con el dólar,  antes de que se cayera la estantería económica, entonces esta ley traía una esperanza mucho más potenciada porque varias de las cuestiones que plantea se podían llevar a cabo en un plazo relativamente corto’,  se presentó como el gran proyecto sobre los barrios humildes de todo el país”.

“En realidad  lo que hubo fue un trabajo silencioso casi oculto de varias organizaciones sociales como la CCC, la CTEP;  Barrios de Pie, Techo, Cáritas, entre otros,  que hicieron un relevamiento durante un año, (entre 2016 y 2017)  pagado por el Ministerio de Desarrollo, por Stanley, (Carolina) relevaron barrios con un criterio de que fueran por lo menos 8 casas, 8 familias juntas y que les faltara por lo menos dos de los servicios esenciales”.

Lo que no van a hacer

“Todo lo que se relevó quedó en el Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares) y con un decreto. Después mandan la ley, la ley dice primero, integración socio urbana y regularización dominial, la integración socio urbana que es darle los servicios a los barrios es carísima, sólo en la provincia de Buenos Aires, son unos 7 mil millones de dólares, según una estimación de Kiciloff, (Axel, actual diputado, ex ministro de Economía de la Nación) en tanto que la regularización dominial, que es arreglar los papeles,  implica comprar los lotes y que ellos los paguen a muy largo plazo y muy bajas cuotas, la vía es de expropiación pero se admiten otras vías como usucapión”, explicó Solá y añadió,  “esto sería  más barato que hacer los servicios, tal es así que ahora le cambiaron el nombre, primero le pusieron regularización dominial, que es lo barato, y después lo que no van a hacer,  que es la urbanización, que es hacer asfalto, cloacas, desagües pluviales, red de agua corriente, gas, luz, y la porción de escuelas y comisarías que necesitan. Eso es urbanizar, no hacer una calle en el medio. Esto se deja como deseo, no hay ninguna estimación económica y ni siquiera pasó por Presupuesto y Hacienda”.

Se olvidaron de los intendentes y de los gobernadores

Felipe Solá, explicó que el proyecto es de los movimientos sociales, ya que fueron los que trabajaron en el relevamiento y señaló que se omitió anoticiar a mandatarios de municipios y provincias, “yo intervine mucho por dos razones, primero porque soy presidente de la Comisión de Vivienda, que era una de las involucradas, aunque no la cabecera, y segundo porque tengo fuerte relación con los movimientos sociales y la ley era de ellos, lo que hicieron mal es que se olvidaron de todos los intendentes del país y de los gobernadores , se agarraron de eso, tienen recelo con muchos intendentes y sobre todo en el norte argentino, hicieron su trabajo casi escondidos, los intendentes no se enteraron y hubo un mal manejo de la ministra, ella no puede no informar a los intendentes, una cosa son quienes militaron este relevamiento de 4.400 barrios, pero ella debió crear lazos institucionales para que de golpe no aparezcan los intendentes diciendo, ‘a mi quien me preguntó qué barrio hay que urbanizar, qué barrio no tiene papeles, etc’, siendo que hay muchos que están iniciados,   entonces qué dicen los intendentes, ‘este no, este hay que trasladarlo porque está en costa baja, está en lugar peligroso, este sí y hay que agregarlo, hay que abrir el registro’.

“Nosotros en defensa de las organizaciones sociales cedimos en muchas cosas, sobre todo el gobierno cedió en muchas cosas, pero no admitimos abrir el registro  porque si hacés una ley para todos los barrios pobres, no hacés una ley, no hacés nada, es como decir basta de pobres”.   

“Debemos aceptar como el universo, este registro de barrios populares, por qué lo aceptamos? porque intuimos que debemos confiar en la actitud y la militancia de quienes lo hicieron,  creo que se equivocó la ministra de Desarrollo Social en hacer las cosas como a escondidas y sorprender un día con la ley”, subrayó Solá.

No hay dudas de que la medida es esperanzadora como se señaló en otro párrafo, y sin buscarle una vuelta más a un proyecto que fue debatido hasta altas horas de la madrugada, hay que resaltar que es una pena que no se haya girado mucho antes para su aprobación en ambas cámaras, (aún falta senadores) tal vez como lo expresó Solá, “antes de la hecatombe” y contar con los fondos para lo más importante que es la urbanización, ya las tierras las tienen, es cierto,  hay que regularizar, pero en una Argentina atravesada por la desigualdad, cuyo destino hoy parece incierto, donde una diputada de la Nación aconseja dar propinas y changas porque esto le permite subsistir a millones de personas, es probable que los habitantes de estas tierras a tramitar dejen este sueño en manos de quienes los sucederán, quizá en 20 o más años.  2019 espera, llegarán las campañas de la mano de aquellos que buscan recuperar el voto de los humildes cuya una de sus riquezas es el don de seguir creyendo.