Coreas: De la tensión al deshielo con el deporte como puente
03 de mayo de 2018
Luego de casi 70 años de conflicto, Corea del Norte y Corea del Sur firmaron el cese de hostilidades con los juegos olímpicos de invierno como ámbito diplomático. ¿Como se posicionan las potencias implicadas frente al deshielo?.
En 1914, plena Primera Guerra Mundial, un hecho insólito tuvo lugar en el campo de batalla: en la navidad de aquel año el deporte, en este caso el futbol, unió al menos por unos instantes a soldados alemanes y británicos. Parte de ambos ejércitos abandonaron las armas y las trincheras para unirse en un gesto de caballerosidad y paz momentánea.
Hoy, 104 años después de la llamada “tregua de navidad”, el deporte volvió a ser un puente en las Relaciones Internacionales. Corea del Sur y Corea del Norte acercaron posiciones a partir de los Juegos Olímpicos de invierno realizados este año en la parte sur de las dos Coreas, más precisamente en PyeongChang (nombre similar a la capital Norcoreana, Pyongyang)
Luego de un 2017 cargado de pruebas nucleares y lanzamientos de misiles balísticos realizados por el régimen de Kim Jong – un, comenzó el año con un mensaje conciliador poniendo a disposición a los atletas norcoreanos para los Juegos Olímpicos de invierno. Dicho gesto fue tomado como una oportunidad por el presidente de Corea del Sur Moon Jae – in, aunque siempre prestando mayor cautela ante una personalidad provocadora, impredecible y revisionista del status quo como la de Kim.
Las relaciones diplomáticas continuaron por buen rumbo al enviar la delegación de deportistas norcoreanos a competir en los juegos, a integrar equipos junto con Corea de Sur y, además, a desfilar bajo una misma bandera de unificación. El deporte, en este caso sirvió de puente o punta de lanza para comenzar a tender lazos que sirvan para negociar cuestiones mediante el dialogo, la política y en un contexto de paz. Todo esto decantó en el histórico reciente saludo en la zona desmilitarizada entre los pares de las dos Coreas, Kim y Moon.
Luego de la histórica cumbre se firmó una declaración conjunta con varios puntos, entre los más importantes se encontraron: 1) Dar fin a las actividades hostiles entre las dos naciones, léase pruebas nucleares o lanzamiento de misiles intercontinentales por parte de Corea del Norte y ejercicios conjuntos entre Corea del Sur y Estados Unidos. 2) Se cambiará la zona desmilitarizada (se la denomina de tal manera a pesar de ser la frontera más militarizada del mundo) por una “zona de paz”. 3) La reducción de armas en la región. 4) Realizar conversaciones junto a Estados Unidos y China. 5) Continuar con la participación conjunta en eventos deportivos.
Más allá de estas cuestiones, se debe seguir con detenimiento este cese de hostilidades. Ambas Coreas están de acuerdo en que el régimen de Kim comience su plan de desnuclearización a cambio de las garantías necesarias que den a Corea del Norte la seguridad de que no serán invadidos. También se piensa en futuros encuentros entre ambos países para estudiar la firma de la paz. Vale aclarar que Corea del Norte y Corea del Sur no han firmado la paz luego de la Guerra de Corea (1950 – 1953), sino que solo hay en vigencia un armisticio como acuerdo provisorio de cese del fuego. Técnicamente, ambas Coreas continúan en guerra ya que no se firmó un tratado de paz.
¿Quiénes ganan?
En el punto más álgido de mediados de 2017 donde las pruebas nucleares y misilisticas se realizaban frecuentemente se pensaba en un contexto donde ninguno ganaba. Claro está que ante una guerra nadie gana y todos pierden, algunos más que otros. Sin embargo, a partir de acercamiento entre Corea del Norte y Corea del Sur, la situación cambió de eje: muchos ganan.
Corea del Norte: El régimen quedo bien parado al acercarse oportunamente en las vísperas de los Juegos Olímpicos de invierno de este año, mostrando su musculo diplomático y llamando a la paz. Sin embargo vale recordar que norcorea concluyó pruebas nucleares y realizó suficientes experiencias con misiles intercontinentales que pueden representar amenazas tanto a Corea de Sur, como a la región y también para Estados Unidos. Su potencial misilistico y nuclear, está probado. Por lo que el régimen de Kim Jong- un sigue contando con un poderoso arsenal militar (aunque algunos sistemas de armas sean vetustos), misiles intercontinentales, arsenal nuclear y químico a disposición.
En lo que respecta a la desnuclearización, aún queda recorrer un largo camino. Claro está que el arsenal nuclear norcoreano es su carta más fuerte que le garantiza un robusto poder de disuasión ante sus precepciones de amenazas. Se estima que la desnuclearización, en caso de prosperar, comience por el centro de Punggye – Ri en el noreste del país. Las preguntas que surgen de esto son: ¿Es una base nuclear en funcionamiento? ¿Se encuentra obsoleta? ¿Es una maniobra para dilatar la cuestión y aliviar tensiones y presión internacional? Todo se empezará a observar en el trascurso de las próximas reuniones entre los líderes y las otras potencias como China y Estados Unidos.
Corea de Sur: Retomar el dialogo con su principal amenaza lo deja en una buena situación. Desescalar la tensión militar y llevarlo al plano diplomático puede reducir el riesgo de una escalada de hostilidades. A su vez, su presidente Moon queda posicionado como el presidente que abrió las puertas al régimen de Corea del Norte y a las subsiguientes negociaciones de paz.
Japón: El comienzo de las negociaciones entre ambas Coreas lleva calma al gobierno de Shinzo Abe luego de que su país haya sido amenazado en reiteradas ocasiones por el poder de fuego de Kim Jong – un. Vale recordar que algunas de las pruebas realizadas por Corea del Norte llegaron a las costas de Japón o peor aún, han sobrevolado misiles balísticos por territorio japonés.
China: El gobierno de Xi Jiping jugó un rol de mediador, apaciguó las crisis cuando las aguas no estaban serenas. China quedó posicionado como un hábil negociador, equilibrista y proclive al dialogo al contener y reducir tensiones en momentos de gran peligro para la región. Moderar las acciones de Kim Jong – un y a la vez hacer valer el dote de gran poder mundial en su zona de influencia protegiendo a su aliado Corea del Norte de acciones hostiles que se pudieran tomar desde la Casa Blanca. Así, China reafirmó su consideración en la escena mundial como un gran poder cuyo ascenso pacifico lo ubica en los grandes temas de la política internacional.
Estados Unidos: Salió beneficiado del acercamiento del régimen de Kim. Donald Trump se atribuyó el dialogo entre ambas Coreas a partir de acciones vinculadas netamente con el poder duro (hard power) : A) Las sanciones impuestas que asfixiaron y redujeron los márgenes de maniobra en cuestiones económicas y financieras del gobierno norcoreano. B) Estados Unidos ha blindado Corea del Sur con más de 28.000 soldados, tubos lanza misiles, submarinos de ataque, drones, aviones de ataque, sistemas de defensa anti misiles, el portaviones Carl Vinson con sus escoltas como poder de disuasión en la zona de conflicto.
El acercamiento de Corea del Norte fue tan bien recibido en Estados Unidos que, a pesar de lo expuesto y algunas otras cuestiones de política doméstica e internacional, algunos anhelan proponer a Trump como candidato Premio Nobel de la Paz por su papel al ayudar al acuerdo entre las dos Coreas.
En conclusión, la cumbre entre Corea del Norte y Corea del Sur hasta el momento trajo consigo la firma de la declaración conjunta y un gesto de paz y tranquilidad ante la comunidad internacional. Resta por verse si este acercamiento queda solo en un mero guiño o si se podrá avanzar en otros puntos, incluso llegar hasta una paz duradera.
Lo concreto es que el deporte, una vez más, surgió como espacio para la paz como hace 104 años en “la tregua de navidad” entre alemanes y británicos cuando la pasión por el futbol los unió, al menos en forma momentánea. Kim Jong- un, utilizó a los Juegos olímpicos de invierno para empezar a tender lazos pacíficos y como puente para negociaciones futuras que reduzcan los riesgos y los costos que implican un conflicto de esta magnitud.