En Juntos por el Cambio quedaron disconformes con las explicaciones que el día anterior brindó el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Salón Azul. Lo mismo le sucedió a Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro. Dentro del oficialismo más de un legislador que nunca puso reparos para acompañar el entendimiento con el organismo de crédito internacional planteó que el funcionario "no consiguió convencer ni siquiera a los propios". Finalmente, todos pusieron su firma. 

A la única que se la notó visiblemente incómoda fue a la senadora oficialista y secretaria de la comisión de Presupuesto y Hacienda, Juliana Di Tullio, que resolvió firmar en disidencia, al igual que su par santacruceña Ana María Ianni. Ambas legisladoras integran el listado de aquéllos oficialistas que podrían votar en contra o abstenerse en la sesión convocada para este jueves.

Aún cuando casi nadie en el oficialismo se atreve a arriesgar un número exacto en torno a la votación en el recinto, en el Senado  dan por descontado que los cinco senadores camporistas, Anabel Fernández Sagasti, Mariano Recalde, Martín Doñate, María Eugenia Duré y Matías Rodríguez, junto a Oscar Parrilli, votarán en contra. Lo harán bajo los mismos argumentos que esbozaron Máximo Kirchner y el resto de los diputados que no acompañaron el acuerdo con el FMI.   

También se podrían sumar a ese grupo la chaqueña María Inés Pilatti Vergara, la rionegrina Silvina García Larraburu y la neuquina Silvia Sapag. El jujeño Guillermo Snopek es otro de los que analiza votar en contra.

De lo que no hay dudas, ni en el oficialismo ni en la oposición, es que el bloque que conduce José Mayans votará dividido y que al menos un tercio no acompañará el proyecto que el titular de la Cámara baja, Sergio Massa, y el jefe de la bancada de diputados oficialista, Germán Martínez, consensuaron con Juntos por el Cambio.

El enojo de Máximo Kirchner y la vicepresidenta, Cristina Kirchner, por el rumbo elegido por el presidente Alberto Fernández para las negociaciones y el memorando con el FMI está lejos de apaciguarse. Los piedrazos de la semana pasada al despacho de la titular del Senado no hicieron más que incrementar la desconfianza de uno y otro lado. "Nos quieren echar del Gobierno, pero no pueden", dicen desde el kirchnerismo. En la Casa Rosada admiten que algo de eso se está analizando en el despacho presidencial, pero aclaran que "no se busca que se vayan todos", sino sólo algunos funcionarios de La Cámpora.   

En el actual escenario, ambos sectores acuerdan en que será muy difícil recomponer el vínculo entre el mandatario y la vicepresidenta, a la vez que admiten que la votación en el Senado "descomprimirá" la tensión que por estas horas impera en el Frente de Todos.